El estilo Provenzal, tan conocido por sus aires románticos, tiene su origen en la adaptación que se hizo para las viviendas campesinas de la corte francesa del siglo XVII de la región de la Provenza, al suroeste de Francia.

Los interiores provenzales son ligeros y luminosos inspirándose en la naturaleza. La lavanda es la flor que acompaña a este estilo, tanto en color, estampados, o en un bonito jarrón como centro de mesa. Para adornar este estilo se usan baúles, cestos de mimbre, manteles y bordados. Los suelos son de baldosas de terracota o láminas de madera. Se utilizaban muebles tradicionales franceses como las sillas medallon Luis XVI y las mesas redondas con pedestal.



En los exteriores de la casa se utilizan mesas grandes para toda la familia, de hierro forjado o de madera, desde donde se observa los grandes campos que se combinan con plantaciones de olivos y los huertos que se entremezclan con el campo abierto y silvestre.

En el siglo XIX e inicios del XX, vuelve a resurgir y la Provenza se convierte en un lugar de moda por su clima y paisajes, atrayendo a pintores como Van Gogh; esta región se convierte en la protagonista de sus cuadros.

Los interiores de las casas y el mobiliario pasan también a ser imitados y se empieza a hablar de nuevo de este estilo rústico tan refinado.

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